Plantas medicinales, un rubro en expansión
URUGUAY, por Carol Guilleminot
Las plantas medicinales y aromáticas y su utilización para la la elaboración de medicamentos fitoterapéuticos están en auge en el mundo y Uruguay tiene un enorme potencial en este rubro. Sin embargo, el desarrollo de esta cadena productiva requiere de una política eficiente de protección de la biodiversidad con apropiados instrumentos de gestión para evitar la recolección no controlada que podría conducir a un empobrecimiento grave de los ecosistemas.
En Uruguay existen unas 50 familias que trabajan actualmente en el manejo de las plantas medicinales, aunque la mayor parte lo hace informalmente, sin apoyos técnicos ni económicos. Aún así, en el mercado interno, la venta de hierbas medicinales al público, a nivel de herboristerías y farmacias, alcanza entre 4 y 5 millones de dólares anuales.
El mayor potencial de desarrollo a nivel del país, se presenta en la producción de extractos de plantas autóctonas, principalmente marcela y carqueja. Entre las principales plantas nativas recolectadas en el país se encuentran también la pasiflora, malva, llantén y cola de caballo.
En la medida que se visualicen caminos claros de comercialización y distribución, existe un enorme potencial para esta producción.
La “cadena” uruguaya
Según lo informado por la Dirección Nacional de Ciencia , Tecnología e Innovación (DINACYT) para la producción y el procesado de plantas medicinales y sus derivados, se pueden definir tres niveles principales en las cadenas de producción: la producción primaria (recolección y cultivo de plantas frescas o deshidratadas); la producción de secundariarizados (aceites esenciales, extractos crudos y extractos estandarizados) y la producción terciaria (elaboración de preparados fitofarmacéuticos, nutracéuticos y suplementos alimenticios y cosméticos naturales). La producción primaria se basa principalmente en la recolección silvestre, que es aproximadamente el 80% de la materia prima producida en el país.
Aún hay pocos productores de plantas medicinales y éstos cultivan en pequeña escala, algunos de ellos organizados en asociaciones y cooperativas. La más importante es la cooperativa "Calmañana”, de Canelones (sur) , que produce unas 5 toneladas de hierbas deshidratadas, de muy buena calidad, que se exportan a la Unión Europea, orgánicamente certificadas.
La producción secundaria está representada por escasos actores, mediana o altamente calificados. Por lo tanto, gran parte de los fitofármacos elaborados en Uruguay se producen
con extractos importados. Por otra parte, los laboratorios aprovechan este vacío a través del
procesado contratado en los países vecinos.
Desde 2002 a 2004, varias instituciones, Fundaquim, la Red Propymes, Urutec y Fundasol, con el apoyo de la Cooperación Técnica Alemana, GTZ, pusieron en marcha un proyecto para desarrollar empresas que contribuyen a la preservación del medio ambiente.
El objetivo era lograr que empresas uruguayas seleccionadas, ofrezcan servicios y tecnologías demandadas y capaces de aportar soluciones a problemas ambientales relevantes. Una de las líneas temáticas surgidas en el marco del proyecto fue el desarrollo de la cadena de valor de las plantas medicinales y aromáticas.
Apoyo y protección de la biodiversidad
Las plantas medicinales y aromáticas son un ejemplo de productos basados en los recursos
naturales, pero el desarrollo de una cadena de este tipo no necesariamente es sustentable y en el mundo existen ejemplos que muestran que una recolección no controlada de plantas medicinales y hierbas silvestres, ha llevado a una sobreexplotación y un empobrecimiento grave de los ecosistemas.
Un elemento principal para el fomento es el desarrollo sustentable del sector primario, tomando en consideración tanto la producción agrícola como la recolección silvestre. Esta última no ha recibido ningún apoyo en forma de capacitación o desarrollo organizativo.
En cuanto al impulso a las iniciativas de producción secundaria, es fundamental un acercamiento entre el sector primario y terciario en forma de núcleos empresariales, que podría ofrecer tanto mercados nuevos como valores agregados adicionales.
Auge en el mercado mundial
Si bien la humanidad ha utilizado las plantas con fines curativos a lo largo de toda su historia, la incidencia de los productos de origen natural en la terapéutica ha variado con las épocas.
La fitoterapia se define como la ciencia que estudia la utilización de los productos de origen vegetal con finalidad terapéutica y su base son las drogas vegetales y los diferentes productos que de ellas. Sin embargo, “droga vegetal” no es lo mismo que “planta medicinal”.
Según la definición de la Organización Mundial de la Salud, planta medicinal es cualquier planta que en uno o más de sus órganos contiene sustancias que puedan ser utilizadas con finalidad terapéutica o como precursor para la semi-síntesis químico farmacéutica, en tanto, droga vegetal es la parte de la planta medicinal utilizada con fines terapéuticos. Por otra parte, los principios activos son las sustancias responsables de la acción farmacológica.
En el mundo se utilizan unas 10.000 especies vegetales como medicinales. Sin embargo,
solamente un número reducido se emplea en un volumen significativo. La medicina tradicional china utiliza 9905 materiales de origen vegetal, pero solamente emplea unos 500 en forma habitual.
El mercado mundial de plantas medicinales está estimado en más de 12.000 millones de dólares anuales y se calcula que a nivel mundial, el valor de las importaciones de plantas medicinales aumentó un 55% entre 1976 y 1980, pasando de 355 millones a 551. Según otras fuentes, en 1994 este valor habría alcanzado los 824 millones de dólares.
La importación de plantas medicinales y aromáticas en Europa, entre 1992 y 1996 alcanzó
una media anual de 120.000 toneladas métricas, valoradas en unos 335 millones de dólares, con un crecimiento del 21% desde las 109.000 de 1992 a las 132.000 de 1996. El principal importador es Alemania, seguido de Francia, Italia, Reino Unido y España.
Para el resfrío y la dieta
Las cifras son elocuentes en cuanto a la presencia cada vez mayor en la terapéutica que han tenido en las últimas décadas las drogas y extractos vegetales.
En Alemania, por ejemplo, el porcentaje de la población que utiliza medicamentos fitoterapéuticos, pasó del año 1970 a 1997, del 4 al 92%, dependiendo de las patologías. Un dato elocuente es que el 66% de los alemanes utilizan preparados de la fitoterapia para combatir resfriados.
En cambio en Francia, el mercado lo lideran los productos para el trata miento de trastornos circulatorios, con un 44%, mientras que en Estados Unidos las terapias alternativas pasaron a ser utilizadas del 39% al 42% entre 1990 y 1997 y la fitoterapia es la que ha reunido un mayor crecimiento absoluto, pasando del 2,5% al 12,1%.
En el mercado mundial, el 50% de las hierbas son utilizadas en la dieta humana, 25% en cosmética, 20% en la industria farmacéutica y un 5% en otros rubros.
La producción proviene mayormente de los países en vías de desarrollo (América, Africa y Asia a través de India y China) y se dirige a los consumidores de países desarrollados como los de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. (Publicado originalmente en la revista Quinto Día).
1 Comments:
Me ha parecido muy interesante el artículo.
Les pregunto: ¿Cuál es el papel que cumple la cooperativa Campoclaro?
junio 06, 2008 5:11 p. m.
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